En México alrededor del 9.4% de la población vive con diabetes, y muchos no lo saben.
La diabetes es una enfermedad caracterizada por elevación de la glucosa sanguínea causando hiperglucemias, producto de la alteración en el metabolismo de los carbohidratos, grasas y proteínas, esto secundario a una deficiencia parcial o absoluta de insulina (DMT1) o en su utilización (DMT2).
La causa de la diabetes depende del tipo. Hablando de diabetes tipo 1 (DMT1) es un proceso inmunológico, donde un agente externo, que aún no se ha identificado completamente, activa procesos autoinmunes del paciente, que resulta en el ataque a sus propias células beta pancreáticas e insulina como si se trataran de agentes infecciosos, causando la destrucción de éstas células productoras de insulina; al momento del diagnóstico el 90% de las células beta han sido destruidas.
Hablando de la diabetes tipo 2 (DMT2) el mecanismo para el desarrollo de la enfermedad se basa en la obesidad y la resistencia a la insulina secundaria, causando que la hormona producida no sea suficiente, requiriendo de una sobreproducción de insulina para mantener niveles de glucosa estables, sin embargo, al volverse crónico este proceso termina con el daño y apoptosis celular de las células beta causando al final la disfunción endocrina del páncreas y el cuadro clínico clásico.
El control de la diabetes se basa en un estilo de vida saludable, con alimentación sana y balanceada, ejercicio físico, autocuidado y automonitoreo y tratamiento médico, este último difiere de acuerdo al tipo de diabetes. En el caso de DMT1 debido a la falta de insulina se requiere de aplicar diariamente análogos de esta vía inyección subcutánea, en un esquema llamado basal-bolos, donde ajustamos dosis de dos insulinas una de acción intermedia o prolongada y otra de acción rápida o ultrarrápida antes de los alimentos
En el caso de la DMT2 en algunos casos también está indicado el uso de insulina, además de hipoglucemiantes orales o los llamados sensibilizadores de la insulina, como la Metformina.
El tratamiento de la diabetes es integral y en ocasiones representa un reto para el paciente, la familia y el médico tratante; por lo que exige un tratamiento preciso, a tiempo y el apoyo de toda la familia para poder lograr las metas de control, evitar complicaciones y mantener una excelente calidad de vida.